martes, 2 de diciembre de 2008

Seguimos con la crisis - Escuelas por daikiris

Ya hemos hablado bastante de la crisis (1, 2, 3, 4, 5 y 6..., y sigue y sigue, pero es que es un tema que da mucho de sí). Un amigo y colaborador me pasó esto por mail, así que lo transcribo y lo expongo, para que saquéis vuestras propias conclusiones (las mías son "manda huevos, mecagüen diez mil veces to' lo que se menea, hay que joderse, xfgbrxj..."); es un poco largo, pero bastante esclarecedor:

Olvidémonos por un momento de todo el tinglado financiero de los bancos, aseguradoras, reaseguradoras, etc... Simplificando, el desajuste actual se puede resumir en cuatro actores:


  • Roberto, un vendedor de casas.
  • David, un comprador de casas (a crédito).
  • Borja, un ahorrador.
  • Banco Gijón, una entidad intermediaria entre ahorradores y quienes necesitan crédito.
El proceso sería el siguiente: Roberto vende por 100 una casa que hace muy pocos años valía 30. Está muy feliz de haber conseguido esa revalorización, y realmente ahora es una persona más rica y dichosa gracias a su olfato inversor.

David, que busca tener una estabilidad con su familia, pide un crédito por valor de 100 para pagar esa casa. Sabe que le va a costar trabajo pagarlo, pero se arriesga.

Por otro lado, Borja -que no sabe nada de esto- ingresa 120 en el Banco de Gijón (BG), quien le da un interés ridículo, pero al menos así no tiene que guardarlo en casa, donde el perro ya se ha comido numerosos billetes que encuentra por el suelo.

El Banco Gijón - con el dinero de Borja- concede el crédito a David, que recibe 100. El Banco de Gijón también sabe que a David le costará pagar el préstamo, pero también se arriesga (¡al fin y al cabo el dinero es de Borja! Además, su negocio es precisamente arriesgarse; no van a ganar dinero dejando el dinero tranquilamente durmiendo en la caja fuerte). Por cierto, el interés que cobran a David es mucho mayor que el que dan a Borja (normal; no son una ONG).

David, una vez que recibe el dinero de su préstamo, en seguida transfiere los 100 a Roberto, quien a cambio le da la casa de sus sueños. Por su parte, el BG guarda 20 euros por si Borja necesita algo de efectivo. Confía en que Borja pida su dinero poco a poco, y a medida que reciba el dinero de David, cuando éste devuelva el préstamo, irá teniendo más dinero en la caja (tener más dinero en la caja es tener más liquidez).

Un buen día, David ve un anuncio en idealist.com (estamos en EEUU, por cierto) de una casa justo igual que la suya, en la mismísima Lincoln Street igual que él, y que se vende a 80. "Me cachis en la mar - se lamenta - si me hubiera esperado un poco me habría ahorrado 20...!. Unas semanas más tarde el dueño de esa misma casa baja el precio a 70, para disgusto de David, que cada vez está más cabreado, y se acuerda a menudo de la madre de Roberto (quien, mientras, está saboreando un daikiri en Acapulco). Se siente timado. Se acuerda también de su amiga Ángela, que le dijo que 100 estaba muy bien para una casa, y que seguro que dentro de un año valía 110...

Además, las cosas en el trabajo no van muy bien para David. Trabaja de limpiador de fachadas con agua a presión, y debido a la bajada de los precios de las viviendas, ya no se construyen tantas y su jefe ya no le pide que haga horas extras, y le dice que dé gracias que conserva su empleo... Sin las horas extras, pagar la casa de sus sueños cada vez se hace más cuesta arriba.

Unos meses después, David se retrasa en el pago de una letra porque ese mes ha tenido que pagar el seguro del coche y los regalos de un par de bodas de amigos, y claro, por no quedar mal... Así que no le ha quedado dinero para la casa. Los periódicos -sin que él sepa que se refieren a él- empiezan a llamarle insolvente, aprovechado, basura... e incluso el peor insulto: subprime.

Borja, que es funcionario y lee mucho los periódicos, se entera de que hay gente de la calaña de David que está poniendo en peligro el sistema. No entiende muy bien qué pasa, pero como eso del sistema le suena muy mal, decide atar bien a su perro en casa y retirar la mitad del dinero que había dejado en el banco (es decir, 60), porque más vale prevenir que ciento volando, y a quien dios se la dé, que al final se rompe.

El Banco Gijón, que era un banco muy solvente y con muchos beneficios gracias a los intereses que pagaba David (mientras pudo), ahora no tiene el dinero que Borja le pide. Sólo tiene los 20 que dejó de reserva y, digamos, 10 que ha devuelto David de su préstamo. ¿Y los intereses que pagó David?, puede preguntar alguien. Bueno, eso eran beneficios de años anteriores, así que -excepto una pequeña parte que se guardó como provisiones (digamos 5) - están ya en los bolsillos de los accionistas del Banco Gijón, alguno de los cuales está jugando al golf con Roberto o... ¿no será que alguno de los accionistas es Roberto?

En fin, dejemos a Roberto disfrutar en paz de su olfato inversor, y sigamos con la historia (ya queda poco, tranquilos).

Para intentar darle a Borja lo que es suyo, el Banco Gijón se lo pide al Banco Donosti, quien lo tiene, pero no se lo quiere dejar porque también se ha enterado de lo de las subprime... Se lo pide también a Juan Claudio, que trabaja en el Banco Central Europeo en Alemania, pero Juan Claudio es un tío más agarrao que un chotis y pide un interés muy caro y además no le da todo lo que necesita. Ahora hay muchos bancos como él pidiendo dinero en Frankfurt y Juan Claudio dice que nones, que luego la gente se lo gasta y suben los precios, algo a lo que Juan Claudio tiene un pánico atroz (sufre de inflaciónfobia).

Así que el Banco Gijón -con todo el dolor de su corazón- llama a Pedro, que es Ministro de Economía, y le dice:
- "Pedro, ¿qué tal? ¿Bien? Me alegro, hombre. Mira, te cuento: es que tenemos unos activos tóxicos [se refiere a David] que no nos están generando la liquidez esperada, y no podemos dar la cobertura necesaria a los depositarios de pasivo [aquí se refiere a Borja]. ¿Me lo puedes prestar tú?"
- [silencio al otro lado de la línea]
- "Pedro, ¿estás ahí? Mira, que te juro que te los devuelvo hombre. No me seas así, que Rodrigo nunca me puso pegas"
- "Ya, Calcetín, -responde al fin Pedro- pero es que nunca le pediste eso a Rodrigo..."
- "Bueno, bueno, tu verás... como no consiga el dinero, voy a quebrar, y el tal Borja te la va a montar..." [Borja es un personaje colectivo, como todos los de este entremés: representa a millones de Borjas].
-"Vale, vale, voy a hacer un par de llamadas y te cuento".

Así que Pedro hace algunas llamadas para intentar conseguir el dinero de Borja. Al final, José Luis le dice que sí, que el Estado pondrá ese dinero para que el Banco de Gijón se lo dé a Borja; a cambio, el Estado "comprará" la hipoteca de David.

Eso significa que a partir de ahora todo lo que devuelva David, o lo se saque por la casa si al final se embarga y se subasta -ya va por 60 y bajando- será para el Estado. Y si no lo devuelve, pues mala suerte para el Estado. El Estado dice ahora que David no es subprime, sino que es "un activo de gran calidad"; algo que no desmiente el Banco Gijón, que está tan feliz de haberse deshecho del problema.

Última fase de la historia. ¿De donde saca ese dinero el Estado? Para no retirarlo de hospitales y colegios actuales, no utiliza el presupuesto actual, y así no usa el dinero que ha recaudado con los impuestos actuales.

Lo que hace es pedirlo prestado a la gente que esté dispuesta a dárselo. ¿Esa gente es muy generosa y altruista? No, en realidad lo hacen porque el Estado les promete devolvérselo con intereses en el futuro (prestar dinero al Estado se llama "suscribir deuda pública"). Y se fían del Estado porque el Estado no es basura subprime. Más bien al contrario: todos los años cobrará impuestos con los que pagarles la parte que les toca. [Por cierto, me cuentan que desde Las Bahamas, a través de su iPhone, Roberto fue de los primeros que compró deuda pública con lo que le sobraba de la buena vida...]

Pero entonces, como habrá que devolver la deuda (excepto la parte que se cubra con lo que devuelva David o valga su casa embargada), el dinero se obtendrá de los presupuestos futuros, en los que habrá que destinar una partida a devolver la deuda, y quitarla (el famoso coste de oportunidad) de otras cosas.

Balance final:
  • Borja recuperó su dinero (120). 35 venían del Banco (20 de reservas, 5 de provisiones y 10 de lo que había devuelto David). El resto hasta los 120 (85) lo puso el Estado al comprar la deuda pendiente de cobro de la hipoteca de David.
  • David no pudo pagar la casa y se la embargaron. Se quedó sin 10 que ya había pagado (más los intereses que también pagó y que ya estaban en los bolsillos de los accionistas del Banco de Gijón) y, por supuesto, sin casa.
  • El Estado recuperó al final sólo 60 por la casa. Los otros 25 (hasta los 85 que pagó por la hipoteca) los financió con deuda. Como ese dinero hubo que retirarlo de los presupuestos de años futuros, esos 25 se dejaron de gastar en hospitales y escuelas que se pensaban construir en el futuro.¿En qué se gastaron? ¡En los daikiris de Roberto! (no neguemos que se los merece, gracias a su olfato inversor).
Así que, en términos reales, no financieros, la crisis es cambiar escuelas por daikiris.

(puedes imprimirte esta explicación en pdf aquí)

Visto en
Recursos Escasos - blog de economía.

1 comentario:

  1. Hola Peña Toqueta, soy el administrador de un blog (Els Blogs de La Safor) en el que pretendemos recoger todos los blogs a nivel comarcal. Por lo que he visto en alguno de vuestros post sois de por aqui, asi que me gustaria que nos añadiéseis a vuestra lista de enlaces y nosotros hariamos lo mismo. Sin mas, un cordial saludo
    elsblogsdelasafor.blogspot.com

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